L'essentiel est invisible pour les yeux.






“No supe entonces comprender. Cometí el error de haberla enjuiciado por sus palabras y no por sus actos. Iluminaba y perfumaba todo mi planeta. ¡Jamás debí haberla abandonado! Debí haber intuido su ternura detrás de sus ingenuas astucias. ¡Las flores son tan contradictorias! Y yo… demasiado joven para saber amarla”.




Decir que cuando mamá se murió se paró el mundo, es una obviedad como una casa, no tiene sentido y supongo que describirlo es innecesario, pero si lo hiciera diría que es una sensación similar a un trasplante de corazón, metafóricamente hablando. Sí, te extirpan la vida y ésta continua, casi milagrosamente, como por arte de magia, y si sale bien y vives para contarlo,pues no todos pueden, nada rellena jamás ese vacío de lo que ya no está y de lo que aunque parezca tan extraño jamás va a volver,sigue doliendo, con cada latido, cada día que pasa, cada día un poco más.

En este caso yo llegué tarde; nunca fui puntual pero en mi carrera hacia la asimilación cruce la línea demasiado tarde. Fue como tener una cita y descubrir que tu reloj está parado y aquello tan importante para tí se ha ido al traste, elevado a la milésima, como si una persona hubiera podido evitar el estallido de hiroshima por una centésima de segundo; la rabia y la impotencia son enormes, pero eso no significa que vaya a tener solución, de hecho yo ni siquiera me di cuenta de que no llegaba, y cuando lo hice ni siquiera existía un destino concreto, solo un agujero enorme en mi mente que se extendía con rapidez como un tumor. Uno no puede permitirse el lujo de llegar tarde a una despedida, no cuando eso te acompaña el resto de tu vida.

Ahora, aunque a veces crea verla bajar pizpireta, cuando oigo tacones descendiendo las escaleras de su oficina, me atrevo a pensar en ello,alivia quitar ese peso añadido a la omnipresente y algo aletargada nostalgia. ¿Y sabeís lo que pienso? Me imagino que tendrá su propio planeta, como el principito, con su consabida rosa, con la soledad añadida. O la imagino con todas aquellas cosas que la solían gustar, sonriendo, o en su esquinita, en la que pienso sigue de alguna manera cuando me siento ahí. Una vez incluso llegué a pensar que tenía su propìa estrella, lo más probable, porque las noches de cielo despejado he notado que papá mira fijamente un punto concreto en el cielo, con pena y alegría a la vez, como si le consolara, por eso creo que es así y que aunque no haya dicho nada la ve reflejada en ese cielo, supongo que porque no quiere compartirla con nadie no ha abierto la boca, yo tampoco lo haría, bastante ridículo se siente uno al confiar sus más íntimos recovecos a una bola de fuego a millones de kilómetros de distancia, o loco, o perdido aunque consolado a la vez y por eso le perdono, aunque me gustaría tener la mía propia con la que hablar.

Y cuando el tiempo me concede una tregua y mis delirios desaparecen, la imagino como un ángel que duerme durante demasiado tiempo entre resoplidos silenciosos, un ángel rubio, traslúcido y que emana bondad, al que no puedo ver, ni tocar pero al que puedo sentir en todos y cada uno de mis actos. Cuando me despierto y la recuerdo desayunando temprano con la radio a todo volumen, cuando rememoro sus consejos, cuando recuerdo sus virtudes y también sus defectos, cuando observo un gesto parecido en otra persona o hago todas esas cosas que no acostumbraba a hacer pero que a ella la encantaban, quizá algo tarde. Y creo que es verdad que las personas pasan a otra dimensión mucho más importante cuando mueren, mientras vivan los que le recuerdan y allí está ella, dentro de mi corazón en el hueco más grande de todos, con una casa con vistas a toda mi alma, a mis hermanos, a mis sentimientos, desde donde dirige mis actos y me recuerda que tengo que ser valiente, que la oscuridad no da en realidad tanto miedo y que al final siempre brilla el sol, como decía aquella canción.

Además donde ella vive siempre suena "Chiquitita" y aunque es verdad que solo hay una canción nunca cansa pues lo representa todo, la representa a ella, pues pequeñita como era ella, se ha llevado el compartimento más grande de todos, con razón el tamaño de una persona es directamente proporcional al hueco que deja su ausencia, y en este caso, no hay planeta lo suficientemente grande que albergue su grandeza y su falta,ni siquiera el del principito, aunque en el suyo también crece una rosa, de la que, como el principito, tampoco supe cuidar, también era demasiado joven. Esa fue su lección más valiosa, nos dejó su aroma, y ahora ciegos, nos guiamos por su olor.

Comentarios

  1. Duele.

    No soy, y creo que nadie que no sea uds pueda, siquiera imaginarme tal dolor.

    No te compadezco. No.

    Te animo a que sigas escribiendo, desahogandóte y sacando todo lo que lleves dentro, aunque sea en un blog, aunque sea hablarle a la pared.

    Sigues con todo mi apoyo. Lo sabes. no se te olvide. Eres fuerte, mucho más de lo que puedas pensar, creer, o imaginar. No lo dudes. No.

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