Quiero ser como Amy

Uno de los mayores temores en la vida de una persona de a pie, y en concreto en la mía desde mi más tierna edad, son los peluqueros; esos seres misteriosos de tijeras demasiado largas y titulación dudosa, estilistas poco estilosos, protagonistas de tantas y tantas pesadillas infantiles, en cuyas manos dejamos nuestra amada cabellera, nuestra seguridad en nosotros mismos y muchas veces incluso hasta nuestra dignidad que ya jamás nos es devuelta después de visitarlos un día aciago.





Y es que desde hace ya muchos años, esos individuos vienen cometiendo crímenes estéticos de lo más variopintos, rebanando melenas, cortando formas horrendas, flequillos imposibles, creando cardados abominables, desde aquellos fatídicos años 80 que supusieron el principio del fín de todo buen gusto, y que para más inri siempre se empeñan en volver, con referencias variadas en todas partes. Pero bueno, ¿qué se le va a hacer si el hombre es hortera por naturaleza y en lugar de luchar contra ello se alía con todo lo casposo y horrendo? - Véase foto con precaución y a ser posible alejados de comida o sucedaneos-



El caso es que me ha dado por pensar, y después de mucho hacerlo -porque mucho tiempo libre es lo que tiene- he llegado a una conclusión. Y es que esos seres no son solo malignos a más no poder no, lo peor, es que tienen algo oscuro, diabólico, y no solo hablo de Llongueras no, -ese Ángel Llácer del pelo-, pues todos y cada uno de ellos, en mayor o menor medida dependiendo de su mediocridad y de nuestros ingresos, son capaces de ejercer una extraña influencia sobre nosotros, sobre todo bicho viviente adicto a su imagen y cuyo único crimen es querer seguir las tendencias.

¿Qué porqué digo ésto? Pensémoslo friamente... ¿Porqué si no después de todas las chapuzas que hemos tenido que padecer- porque eso es un padecimiento y lo demás son tonterías- a lo largo de nuestras vidas seguimos volviendo al peluquero en lugar de amargarnos la vida nosotros mismos? ¿Qué más nos da si lo hacemos igual de mal? Lo nuestro señores es puro masoquismo emocional y lo demás son tonterías,porque jugar de esta manera con los sentimientos y el equilibrio mental,aunque sean de uno mismo, debería estar penado por el ordenamiento jurídico.

Pero en fín, a lo que vamos, y es que todo ello obedece a una razón, y se debe a que ellos, a diferencia de nosotros manejan el cotarro; lo saben todo sobre el pelo, hacer peinados para ocasiones especiales -innumerables horteradas dignas de premio Kistch, que NUNCA quedan como nosotros queremos, ¿Por qué quién sale feliz de la peluquería?-, retocan flequillos, cortan capas, tiñen/queman cabezas...vamos, que son la repanocha, y además de eso nos aplican champús carísimos que optan por cobrar aparte, como si uno no tuviera bastante con gastarse una media de quince euros (eso si tienes suerte y no vas a un centro "Cebado") en hacerse el peinado más feo de su vida, que sale del peluquero con una factura de cincuenta euracos a lo que podemos añadir además unas ganas enormes de acabar con nuestra vida, que no es poco. Y todo por esa manía del ser humano de ir guapo, impecable, y con el pelo pantene siempre porque de lo contrario estás jodido y mal visto. - Eso los que pueden permitírselo claro, otras como yo, nos conformamos con los despojos de una melena leonina indomesticable y las planchas del todo a cien, o de los chinos, que se estilan más ahora-







Además,uno de los fenómenos más curiosos que en mi corta trayectoria de vida he venido observando,algo en lo que vosotros también habreís reparado seguro, es que la mayor parte de personas que ejercen esta profesión están sordos, absoluta y rematadamente, deben pertenecer a una asociación similar a la "once", pero de personas dedicadas a los (des)cuidados del cabello. La sordera debe ser requisito indispensable para ser admitido en la escuela Llongueras de peluquería, o el pasotismo extremo, pues si no, a mi que alguien me expliqué porque jamás me escuchan. ¿Qué Quiero media melena? ¡zas! Toma Trasquilón por debajo de la oreja, ¿Qué no quiero capas? Pues te ponen más capas que a una cebolla y encima todas desigualadas y deformes, ¿Qué quieres un flequillo recto y normal? Con cuchilla y amorfo, de esos flequillos que se asemejan a los que te retocas tú frente al espejo con las tijeras de las uñas y al final te acabas pareciendot a la Tita Cervera de muchachada nui. En fin,que vamos apañados todos.






Y lo mejor de todo es que además de sordos son bastante poco respetuosos con el medio ambiente, porque con las cantidades desorbitantes de laca que emplean por cliente, podrían acabar no ya con la capa de Ozono entera si no con parte del universo, aparte de con el autoestima de las desgraciadas que han de padecerlo, a las que después de la sesión intensiva de peluquería, y después de pagar un montón, parece que les ha lamido la peluca una vaca o similar, pues para eso con un poco de gomina te apañas, pero bueno nada, ¡Qué manía con las puñeteras lacas, las planchas del pelo, los productos carísimos que repito encima te cobran aparte y la madre que los fundó! ¡A la mierda! Como diría mi admirado Fernando Fernán Gomez, con más razón que un Santo.


Y todo ésto y como ya os imaginaís viene a ton de qué ayer me corté el pelo. Dicen que el ser humano tropeza tres veces con la misma piedra, pero en mi caso ya llevo más de un millón de batacazos estéticos. Ilusa de mí, toda feliz las horas previas, regodeándome en los peinados elegidos y en un futuro menos acomplejado.-¡George Harrison llevaba un flequillo parecido! ¡Tendré un peinado beatle! pensaba para mis adentros frente al televisor y dejando a un lado los complejos capilares por un rato, pero al final después de una hora de espera y de ignorancia sin un espejo que llevarme a la cara durante un buen rato, la realidad que nunca se aleja suficiente, se apoderó de mí y mi cara fue la siguiente:







Era Amy Winehouse, o Madonna, o algo peor, quizá la seta "Toad" Del super mario... pero con cuatro pelos y melena (que ya quisiera yo la cabellera de las otras, que las planchas se notan y la "belleza" acaba pasando factura)... c'est la vie. ¿¿¡POR QUÉ COÑO SIEMPRE PASA LO MISMO!?? ¿Por qué pagamos justos por pecadores? ¿Por qué no escuchan? ¿¿¿por qué???Pero bueno, todo pasa, el pelo crece y una y no más, Santo Tomás.

Gracias a Dios,el ser humano tiene sentido del humor, y se atreve a parodiar a estos seres en películas del rollo de Zohan, en otras que no les parodian no me voy a meter. Aunque la verdad, en ocasiones no me hubiera importado ser clienta de Adam Sandler, que Adam es mucho Adam.





Es por tanto el mayor misterio de la tierra planteado ya desde tiempos inmemoriales, que aún no ha sido resuelto,y no, que tampoco será resuelto hoy con estas sabias palabras de mi blog. Pero no está de más un buen consejo bricomaníaco, y es que, queridos amigos, para la próxima vez que necesiteís un cambio de look, o tengaís el flequillo un poco más largo de lo normal...cortároslo vosotros mismos, o si no el rollo Sinead O'connor nunca se pasa de moda, seguro que así, teneís más suerte.

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