También la lluvia.







La lluvia siempre es símbolo de mal augurio o presagio. Y si no, valga el chiste malo y fácil, que se lo digan a los protagonistas de la última película de Icíar Bollaín.

Lo cierto es que cuándo me desperté -a eso de las nueve, con los ojos desencajados y la cabeza como un bombo- sabía que las cosas no podían ir a peor...hasta que miré por la ventana. Casualidad o no, las primeras gotas mañaneras destelleaban pequeñitas en mi retina, lo poco que mi dormida mirada alcanzaba a visionar. Mala señal.

Esfuerzos inhumanos no lograban sacarme de mi tedio, estudiando concretamente los artículos 89 y 90 del Código Penal. Oposición, dulce delicia de los dioses. Palabras, palabras, palabras -rebuscadas y feas- y poca claridad, tanto dentro de mi propio cerebro, como fuera, con unas nubes cargadas de agua oscureciendo la buena suerte ajena. El tiempo corre lento pero seguro y la memoria de emergencia contra todo pronóstico, hace su parte y memoriza todas las palabras,así que es tiempo para el Wii fit. Y aquí comienza el espectáculo, después de una mañana Dantesca de muerte cerebral.

Como era de esperar, el tiempo de estudio y la vida sedentaria han causado estragos, y el Yoga, los estiramientos, los estúpidos juegos, solo lo acreditan. Cuál octogenaria con el pulso de Michael J. Fox, después de espatarrarme, golpearme, jugar con un hula-hop imaginario y ser humillada frente a mis vecinos, las agujetas me comienzan a torturar. Oh si. Y lógicamente y por si no fuera poco, la máquina anuncia que, efectivamente, no solo tengo sobrepeso, sino que además he engordado 3 kg desde la última vez que me conecté -¿La semana pasada?- así, que o dejo de visitar asiduamente Mercadona, o directamente me presento para el casting de "Super Size Me 2"

Pero, como es de esperar, lógicamente eso no es lo peor de todo, porque luego me toca salir a la calle, y justamente hace un sol de justicia. Parece que se acabó el mal fario.
Pero...no.

Cargada como estoy, con absolutamente todos los manuales del mundo, salgo a la calle y comienza a chispear y por si no fuera poco, dado el tema y muerta la tensión, los dichosos libros deciden - no conformes con pesar doscientos kilos y contribuir a convertirme en Guasimoda-, caerse por los suelos, romperse y mojarse bajo la lluvia. Cómo si en vez de libros, hubiera comprado un Gene Kelly. Todo ésto mientras un viejo se ríe mogollón por la situación e increpa como si todos los demás del mundo fueran sordos, porque después de todo el solo tiene doscientos cincuenta años y se le puede consentir todo. -Y una mierda-

Vamos, que después de todo, y con la sensación de necesitar un respiro, me descargo "Gordos" y decido descansar. Nada como una obsesión para desestresar, desde luego. Pero antes compruebo no haber bajado algo diferente del estilo "Gordos en acción" porque con estas cosas ya se sabe Y es entonces cuándo, la Ministra González SinDescanso me castiga por desoir su imperativo. LA PELÍCULA NO SE OYE. ¿Para qué más?

Nada podría haber resultado peor en un día que podría haber sido redondo, así que toca esperar que mañana sea mejor, ¿Cómo no podía serlo? Al menos la próxima vez llevaré paragüas y no incumpliré los mandamientos de la Ley Sinde. Si es que al final, lluvia o no, ha sido todo cosa del Karma.


Manda puñetas.

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