A veces, buscar recuerdos en la mente es como mirar a través de un caleidoscopio, hay que echar un vistazo distintas veces para volver a ver algo con la misma forma. Colores, sombras, personas que fueron y se han convertido en algo vago y difuso, deformadas porque a ellos no llega la luz y cada vez se convierten en algo distinto. Así te veo a tí.

Tu pelo huele de la misma forma. A exceso de gomina, a recuerdo idealizado, a rizos atrapados entre sustancias pegajosas. Tu risa, tu voz, suenan como sonaban entonces, a lo imposible que cada vez lo es más. Y tus manos.. a ellas no puedo recordarlas, solo su tacto invisible y lejano, terrenal. Cuántas veces quise atraparlas para no soltarlas más. Cuántas veces pensé que solo con eso, no querría nada más en la tierra.

Pero la mente es cruel y todo lo distorsiona. Cerca, lejos. Cada vez una cosa que nunca pasó. Nunca te tuve suficiente tiempo delante como para juzgarte o conocerte,algo que no habría impedido que viajara a mundos irreales de habermelo pedido, si es que no lo hice así. Así es el amor. O el encaprichamiento. No sabría decirte. La tontería, lo novelesco, lo irreal. Bajo la luz del edredón no se vislumbraba tu cara, pero es que tampoco te miraba bien, podría haberte enfocado de cerca que no te habría visto. Solo quería. Me limitaba a querer.

Y no quiero recordarte, pero te recuerdo, te distorsiono, te deformo y te idealizo. Porque nunca fuiste, y lo que nunca fue, no se va nunca. Es una espina difícil de arrancar. Y te tengo dentro, y me consuelo. Aunque no existas, porque yo te imagino y te modelo como quiero y me invento y convenzo de que el mundo no va tan mal. Cada vez de una forma, de un color. Como un caleidoscopio.

Comentarios

Entradas populares