Me.


A veces me siento vacía, y una sensación de miedo insoportable me abrasa por dentro. No puedo pararla. Solo acurrucarme e intentar poner mi mente en blanco para poder escapar.Entonces cesa, pero el recuerdo de su poder me persigue allá dónde voy y me debilita.
Es curioso lo que engañan las apariencias. Yo sonrío y logro que la gente crea que soy feliz. Aunque a mi no me engaño, esa mueca rota no tiene nada que ver con lo que era antes.
Quizá este teatro sea el que más me perjudique. Y el problema sea yo misma. Quizá no.

 No estamos hechos para un mundo tan hostil.

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