No es para mi. El amor no me pertenece.

 


No tiene sentido, lo sé. Lo reventé todo desde dentro como si de repente yo misma me hubiera convertido en un terremoto de una magnitud incomensurable y necesitara arrasar todo a mi paso.

No es excusa...pero tenía miedo. 

De ti, de tu ausencia y de esos besos que se sentían raros a veces, furtivos, quizá esquivos. No sé. no eran míos, da igual cuanto me empeñara en pensar que sí. No me reconocía en ninguno de mis actos, estaba demasiado asustada. Nadie debería tener tanto miedo de no estar a la altura, de no dar más de sí.

No es una excusa pero todo pasó muy rápido. Fue su enfermedad y su ausencia, darme cuenta de que iba a perderla para siempre después de todo, después de tanto. Mi alma se iba descomponiendo poco a poco y tu lejanía me hacía notar la suya mucho más. ¿Tiene sentido? Quizá no, pero es solo que quería un acompañante, no puedo soportar más la soledad de este camino plagado de baches.

Quería....¿Sentir algo?

¿Sabes? Te habría perdonado. Yo también tenía que hacerlo.

Te perdoné aún cosas impensables. Te  quería de verdad, con todos los defectos de la imperfección humana. Con todos mis errores, mi inseguridad extrema, mi terror a vivir.

Ahora toca retirarse a morir. Dejar morir el amor en el pecho, que se enfríe y repose.

No es para mi. El amor no me pertenece.

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