Thoughts of a dying atheist

 


Hay bombazos que se proyectan en mi cerebro en forma de recuerdos y certezas que van aposentándose en el fondo de mi corazón y empiezan a clavarse allí con alfileres. Me siento  como Bojack Horseman intentando desaparecer al fondo de una botella vacía de algún whisky caro, solo que bebiéndome todos los complejos a palo seco.

Quizá sea el momento más oscuro de mi existencia, y todo está rodeado de colores; estos orbitan por todos los lados. Son los  tonos que proyecta la gente a mi alrededor y me anima a seguir respirando.  Ni siquiera sé hasta que punto eso les puede hacer un favor. En quién se convertirían si yo me fuera. En quién me convertiría yo. Quizá en un recuerdo bonito. En una nota a pie de página o en el escrito de un diario de alguien que me quiso mucho. Mucho más de lo que puedo conseguir ahora. Mucho más de lo que soy ahora.

Quizá...solo estaba preparada para existir hasta ese festival. Quizá era el punto final de mi historia. Edward Bloom sabía exactamente donde terminaba la suya en aquel cuento romántico y yo de alguna manera también lo hacía, incluso escribí aquel relato. ¿Recuerdas? "Todo mal" repetía aquel cantante y mientras tú te mecías entre la multitud, como un pequeño puntito negro en el universo. Aquella fusión fue perfecta y demasiado breve.

Me siento lejos de todo. Incapaz de ver. .Me ahogo en lágrimas porque me hundo poco a poco en un estanque de complejos y no veo el final, no puedo escaparme. Como en esos ataques de ansiedad que te paralizan y te roban las fuerzas de forma progresiva, esta pequeña obsesión me ha ido debilitando, consumiendo mis ganas y mi vida. ¿Cómo he llegado aquí? prometo que no estaba perdida, que antes sabía sonreir y quererme a ratitos pequeños. ¿Quién soy? ¿Qué extraño ser ocupa mis entrañas y me aprieta desde dentro? ¿Soy quizá yo misma?

Veo...lo que habría sido si hubiera tomado buenas decisiones, si hubiera sido responsable, trabajadora. Sin embargo quedan los restos que todo el drama y el trauma tuvieron a bien permitirme alcanzar. Lo observo como en una proyección macabra, como en un episodio de desrealización. Si me empeño mucho en observarme desde fuera no resulto tan horrible, solo he tomado malas decisiones. Solo...estoy sola.

Todo mal. Todo mal. Tarareo.

Solo en los momentos en que me fundo con la inconsciencia resultan calmantes, y vuelvo a ese concierto. Ojalá hubiera sabido entonces que podría ser el último.

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