Día seis

 




Había pasado solo un mes después de aquel día que nos había vuelto a todos un poco más blandos. Quizá porque ver el amor así,  tan de verdad, tan valiente y tan puro nos removió algo en el cerebro. 

Nunca jamás había sido testigo de algo tan precioso. Fue como volver a ver a mamá entre nosotros. A las abuelas. A todo el mundo. Cómo el final de 'Big Fish' si fuera solo el principio de la película, pero al revés. Un día en que era imposible borrar la sonrisa de la cara, a diferencia del siguiente.

Deslizó el anillo, que venía  envuelto en una caja rosa pequeñita, por mi dedo índice. Éste bailaba con gracia, de arriba a abajo, a lo largo de la falange.Era brillante. No veía nada más allá del brillo que emitía. O al revés, no importaba el brillo, solo el símbolo. ¿Pero cuál?. Allí estaba rodeada de regalos, incluyendo una maceta con forma de gato. Pero...


Bueno, era muy bonito y era mío.


-No sabía que los anillos tuvieran talla. Dijo él entonces con una sonrisa retorcida.

-Creo que lo hablamos la semana pasada. -Resoplé con fingida indigación. Era la cuarta vez que lo repetía en dos meses-.

-Entonces, quieres....?

No continuó la frase. Se paró en seco.

Las gatitas ronroneaban alrededor de la mesa redonda como si nos espiaran. 

Yo no contesté y besé su cuello con suavidad aún sin estar muy segura de la pregunta, la respuesta era fácil. No sé porque con él tenía una forma muy distinta de expresarme, aún a pesar de todo, las muestras de amor eran.... naturales. Todo difícil pero fácil al mismo tiempo.

-Claro que quiero.

(cualquier cosa realmente, hasta ver un partido de fútbol un domingo tarde comiendo palomitas o mirar por la ventana al fumar un cigarro).

-Yo desde que te vi.

Sonreí.

-Seguro.

Me había regalado el segundo anillo en solo un mes. El primero se perdió entre las sábanas hace solo unos días.


Fue así. Sin más artificio. Sin globos con mensajes cursis ni... escenografías extrañas. El sol entraba por la ventana, había dos grados bajo cero y la vida por un momento parecía bonita. Cómo la mañana helada.


Nada ha cambiado pero ahora todos los días suenan como una canción de Love of lesbian. Y alguien me sonríe desde algún compartimento del corazón.

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