Ilusión...
A veces me servía, del mismo modo que la luz de un faro avisa a los navegantes de que hay tierra cerca.
A veces me servía escribir porque daba señal al resto de que seguía existiendo y seguía con vida. Parpadeando en la oscuridad insondable pero firme y paciente. Aguantando las tempestades con la calma perenne de una gran figura de piedra.
Pero esa luz chiquitita, bipolar y titilante que proyecté en algún momento se fue extinguiendo del mismo modo que las ganas de todo lo demás.
No avisaré porque no me quedan fuerzas. ¿Que mensaje puedo mandar que merezca la pena ser leído? Nadie merece eso, nadie merece leer eso. La vida es mucho más. La vida son muchos momentos, los malos no hay que descartarlos, pero deberían ser volátiles.
La tierra firme queda tan lejos como cualquier sueño que tuviera años atrás. Ni siquiera recuerdo a qué sabían o como se sentía uno al tener ilusión y esperanza. Recuerdo, eso sí, que el cuerpo pesaba menos, que necesitaba dormir menos y que no me sentía tan torpe, necia e inútil.
Ya no importo.
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