Tu vida en un minuto.





"Es extraña la sensación de liberación"- Piensa D. mientras se abrocha el sujetador sin ruborizarse apenas -uno de los enganches se ha roto sin remedio- y pintarrajea sus labios para disimular el color oxidado que dejan los besos después de una absurda e intensa sesión matinal de Sábado de resaca, -como inhibidor el alcohol no tiene precio-.

 Hace un tiempo mostrar enteramente los desperfectos de su cuerpo ya en declive, no había entrado en sus planes, pero seguramente a nadie le importa ya. Se viste, a medias, y fuma mientras observa con detalle al individuo que ronca fuertemente a su lado. Nunca había esperado que las cosas fueran así, sino justo lo contrario, pero así es mucho mejor.Los ronquidos son dulces. Aunque nunca vaya a hacer demasiados alardes, son más fáciles los reproches. Es más fuerte su armazón que todo lo demás.

-Esta canción es tan mala como el libro- Dice de Repente. Solo alguien así se atrevería a decir algo malo de Shakespeare.

El chico despierta entre silbidos extraños de su nariz. Hace mucho calor. Calor humano sobre todo, pero la abraza a duras penas. ¿Sabeís lo que es eso? todas las personas deberían tener algo así al despertar. Algo así como un derecho fundamental. Pero ella tiene miedo y lo repele, torpemente.

- Uhm. -Ni siquiera puede articular palabra, con las legañas aún pegadas en los ojos que no puede abrir.- Me encantan estos despertares.
-  Solo eran un par de gilipollas. -Dice en relación a la portada de un libro de amor- Lo prohibido nos excita a todos.

-No se que haces conmigo entonces. Llevo desde los diez años obsesionado con las historias de amor, y no, no todo trasciende a un plano sexual.

-Yo no le veo el sentido. A veces pareces la chica de esta relación. Hasta para el sexo.

-Porque es mucho más sencillo. ¿Para qué buscar nada? Tu propia vida es como un borrador ahora mismo.Eres puro hedonismo, porque eres incapaz de crear nada, de poner pasión en algo que no sea otra cosa que quererte a tí misma. Y te odias. Aún así yo te quiero, nadie hace unos chistes como tú, de persona resentida con la felicidad. Tienes que abrir los ojos o te quedarás sola. La gente se cansa de que no le valoren. Hasta yo, por muy gilipollas que sea.

- El ser humano está jodido desde el principio. Cuando mueres, vas a estar ahí solo. Tú, la muerte, el túnel, el barquero, el perro de tres cabezas... Cualquiera de esas patrañas que haya después de lo que te pase. Es absurdo y triste.

-Más triste es elegir una vida de soledad por saber que un instante nadie va a estar contigo. Es estúpido. Y es triste es despertarse y  con este discurso artificial y mediocre en el que ni siquiera crees realmente. ¿Tanto miedo te da abrirte a los demás?

-Quizá, estoy desengañada con el mundo. No quiero pagarlo contigo.

-Ni yo contigo, Y aún a sabiendas de todo ésto, de lo que quieres de mí, aquí sigo. Quizá todo fuera más fácil si nadie nos vendiera esos estúpidos y prefabricados chiclés que no se creen más que las señoras al borde de la menopausia.

- Sólo estás conmigo porque estás solo y tienes miedo de estarlo. ¿Y si no aparece nadie más después de mí? ¿Acaso tienes elección? ¿Cómo te enfrentarías a la muerte de todos tus seres queridos? No soy la única que me valgo de ésto para huir de la realidad. Todos lo hacemos.

Ahuecó la almohada y apoyó su cabeza junto con la de él. Como si nada le importara.

"No es verdad" -se dijo- "No puedo querer a nadie y estoy sola. Siempre. Nada es para siempre".

Volvió a dormirse.

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