Sucumbir

Por fin hoy cuando escucho la canción pienso en ti sin estremecerme. Es dulce alcanzar este estadio de paz después de una semana repleta de deseo y buenas intenciones, pero sobre de todo de ganas, ganas incontenibles. No había sentido tantos calambres en el pecho desde hace muchísimo tiempo, como si tuviera epilepsia en mi corazón cobarde y tembloroso, como si miles de mariposas se deslizaran entre mis pantorrillas tan escurridizas y ligeras como mis ganas de tenerte aquí.

Pienso en ti mirándome fijamente y sonriendo intensamente a la luz de las estrellas como si de repente fueras muy feliz. No te lo he dicho pero me encanta tu sonrisa, porque explota como todas las cosas bonitas y arrasa todo alrededor y además me quema por dentro, con ansia, con alma y calidez. Pienso en tus paradojas y en tus contrastes y en como tu tristeza parece una calmada tranquilidad y creo que me gustas de una manera diferente, que no asusta del todo.

Suenan los acordes de una melodía pop y hay tranquilidad por un momento.

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