Las ginebras a veces cantan a mí corazón
Hay una canción de "Las Ginebras" que en algún punto dice "Quiero ser mamá". Pum, chico, pum, chico pum, quiero ser mamá. Pum....
Quizá la letra no tenga ningún sentido, ni sea la mejor del mundo, pero esos acordes golpean en algún punto dentro de mi estómago muy fuerte y con firmeza, casi haciendo daño. Como si percutieran en algún punto destinado a hacerme sufrir al escucharlas.
Es curioso porque es una letra bastante mala. Sencilla. Sin más trasfondo. Es curioso como creamos nosotros esos trasfondos, envolturas que dicen tanto de nosotros porque sí, está en dentro de nuestra cabeza, no son más que eso.
En su día me chocó mucho la letra porque siempre pensaba que la había escuchado al revés. O que había escuchado lo que realmente quería escuchar. Como esas personas que se imaginan un oasis en un desierto porque se mueren de sed, esa era yo soñando que cuatro chicas treintañeras soñaban son ser mamás, cuando en realidad cantaban lo que siempre ha sonado en mi cabeza. Y sin embargo, aunque sonara, no lo creía del todo.
Siempre he pensado que quería ser madre. Pero cuando era muy joven pensaba que era una especie de capricho que se evaporaría con los años, que tenía todo el tiempo del mundo para elegir, y con los años empezó a convertirse en una ilusión real que no sabría que también se evaporaría del mismo modo. Fui consciente de que nunca podría tener una relación normal, tampoco con un niño. No merezco ese privilegio, no merezco sentir lo que sienten todas a mi alrededor justo en este punto vital.
Siento, a veces, que estoy echando una partida a un juego de mesa y que la suerte se ríe de mí y de mis expectativas, con descaro y cierta maldad.
No es que yo crea que todo el mundo deba soñar con ser madre. Es que ese siempre había sido el sueño.
Ahora, cuando parece que todo el mundo lo cumple, y mi cuerpo se adormece, aproximándose a un precipicio temporal, necesito cambiar mis deseos y ya no hay marcha atrás. Es un punto sin retorno. No puedo cambiarlo ahora, a estas alturas.
No es justo. El mundo no es justo por definición. Y las lágrimas que coronan mis mejillas parecen caprichosas en comparación con las de cualquier otra persona.
Aún así, hoy mi corazón se duerme, igual que mi cuerpo. Me rodeo de telarañas y me dejó morir. Si fuera tan fácil, el letargo sería perpetuo. No tengo fuerzas sin ti.
Jamás veré esos ojos y sentiré lo que siempre quise. El mundo es un lugar mucho peor. Quizá mañana los sueños cambian o deje de ser tan egoísta.
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