Por fin volar

Hay algo en la explosión de la tormenta que me produce sosiego. Hay algo en las pequeñas gotas de agua deslizándose por la barandilla de la terraza que me produce mucha paz.


Quizá porque yo misma me siento de forma parecida, me siento voluble, al arbitrio de la voluntad ajena y a los vaivenes de una vida que cada día es distinta y en la que pocas veces logro reconocerme. Es verdad, casi siempre me escondo detrás de una careta con una sonrisa enorme, y por dentro en realidad sigue lloviendo tan fuerte que las tormentas me devoran.

Son pocos momentos en los que estoy sola. A veces me reconcilio conmigo misma y elijo estar a solas con mi mente. En esos momentos siempre llueve. Y la lluvia moja todo a su alrededor.


Hoy la felicidad intenta empaparme pero no corazón se ha vuelto impermeable. No siento más allá del dolor que tengo dentro. Solo me mantengo aquí para sentir la felicidad de los demás. Me recuerda que formo parte de un todo del que nunca formaré parte. Es así de paradójico. Ser para no ser. No ser. No estar. No formar parte aún estando en medio. Los demás no merecen algo así.


Soy un extraterrestre en un mundo que jamás me ha acogido del todo. Quizá algún día, regresé como las gotas al cielo. Quizá algún día me evapore y pueda por fin volar. Mientras tanto seguiré observando caer las pequeñas gotitas por la barandilla. Mientras tanto seguiré deseando volar con ellas. Caer al vacío.


Sentir, solo....sentir. soñar con ser normal por un momento. Como una gotita. Como una pequeña gotita

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