Grupi: El origen.




Hoy me apetece hablar sobre mis orígenes, de aquella historia previa a este histrionismo grupi que me caracteriza hoy en día, y que tanto sorprende a la gente de mi entorno, que observa el radical cambio que de mi se opera en el ámbito musical o frente a mis cantantes idolatrados, que incrédulos no pueden creer que la chica retraida callada y tímida en el mundo real, se convierta en la reina de la fiesta de todos los conciertos, grupi por excelencia y relaciones públicas de todo el mundo, vamos, la monda lironda.

No sabría decir cómo empezó todo: o quizá si. Corría el 2002, un Septiembre cualquiera, San Antolín. Aquella noche tocaba Alejandro Parreño, uno de aquellos triunfitos recién horneados en aquel programa televisivo que desgraciadamente nos caló hondo a tantos de nuestra generación; pobres ilusos solo excusados por el hecho de que ésta era la primera edición y por tanto, novedosa y perdonable (Si habeís visto las demás, no, no teneís perdón, lo siento)


Después de dar la vara, y mucho, con el petardo de Juan Camus, principal responsable de una factura de móvil elevadísima a costa de miles de mensajes "salva a J. C" ( O como perder todo tu dinero en una causa perdida) y la peor voz de la historia de la televisión ,y pasando por otros especímenes como Bustamante, Alex y el triste Fabian (¿Alguien les recuerda?) le llegó el turno a éste, aquel valenciano que versionaba a Robbie Williams y a Santana, fiel a sus inseparables gorras ladeadas y a su estilo propio, otro producto más, que diría Risto mejode, que no es lo mismo que decir, que me jode Risto, todo sea dicho.

Yo recuerdo haber ido al concierto por ser el único interesante del cartel de fiestas y porque era el verano posterior al Boom O.T, con más curiosidad que interés ,sin haber oido canción alguna ,sin comprar ningún disco, sin ánimo grupero en mi fuero interno (Cosa que nunca jamás ha vuelto a suceder).

Fíjaos si sería hace tiempo la cosa , que fue teloneado por los, bastante más conocidos hoy, "Pignoise", que se entregaron al público desganado con un playback sobreactuado y unas canciones copiadas del último disco de Simple Plan, lamentable, todavía hoy mi decencia y buen gusto musical me hacen preguntarme que hacía allí, pero el caso es que estaba, y que por supuesto, la historia sigue.

Parreño era simpático y tenía buena voz, pero siendo sinceros yo solo podía fijarme en una cosa: aquel culo tremendo, díficil de olvidar, que se ladeaba de lado a lado del escenario apretado en aquellos pantalones de campana, aquel que me sirvió de distracción y consuelo las dos horas que duró el concierto.

Después de sufrir lo indecible en aquella primera fila y llegada la hora de irme a casa,(de esas yo tenía hora) lo divisé a lo lejos: aquél hueco en una de las vallas que rodeaban el improvisado escenario de los jardinillos, detrás del cual se divisaba el camino a la gloria...o a los camerinos transformados en una caravana vieja, cutre y pequeña.

Y allí fuí yo, como el que se dirige a la luz al final del tunel, cegada por el brillo de la fama, por aquellos sueños que nunca serían los mios, absorta y emocionada y si, inmersa de lleno en la edad del pavo.Atravesé el hueco, con todo mi morro, con la vergüenza eclipsada por mi propósito de neo-fan, sin discos ni fotos, porque.. ¿Qué coño? yo de todo su repertorio me sabía una canción lo reconozco, triste vida; Lo que sin embargo no impidió que me lanzara a pedirle un autografo y un par de besos, que recuerdo mojados por el sudor post-concierto, (qué hombre).

En un descuido que nunca sabré si fue intencionado (por mi parte, todo sea aclarado) Parreño despistado me rozó los labios,LA BOCA SEÑORES, aquello se había convertido en mi particular éxtasis hormonal, teniendo en cuenta que aquel casto ósculo fue el primero de mi adolescencia tardía y penosa, he ahí la clave, la esencia de mi particular fenómeno fan.

Y asi llegué a mi casa, dos horas después de lo pactado, cubierta de sudor y con el pelo ensortijado por la humedad de la noche, e inpertérrita me comí la mayor bronca de todas las de mi historia, sin oir ninguna palabra, sorda por el concierto y por un nuevo eco mental, por mi nueva obsesión, después de la cual, no se ha salvado ningún famoso, hasta Kapranos ha caido en mi red. Y es que el que la sigue la consigue, y yo y mi obsesión tampoco pedimos mucho, la verdad; ¿Quién será el siguiente?

Comentarios

  1. Pete Doherty, cuidado!!

    recuerdo ese gran concierto...como estuve esperando sola como 30 minutos. xDD

    ResponderEliminar
  2. Entonces...

    Te besó parreño ( lo siento )

    Cuando dices que hasta Kapranos ha caído en tu red. ¿También lo has besado? ¿ O ahora los dejas escapar ?

    He de decir que me creo de pe a pa todo el origen de tu enconado fanatismo.

    "He ahí la clave, señores. "

    Está genial, lo único que le sobran como tres litros de pesimismo.No entiendo el porque, eres genial.

    Y he de decir que tu escritura también.

    ResponderEliminar
  3. jajajaja yo tb fui una fan de Parreño....era d mi barrio!!! xDDDDDDDDDD

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares