Veo la luz




Suena una canción de Miley Cyrus, y el viento seco se enreda con mi pelo que vuela libremente sobre mis hombros torcidos, mientras una falda larga de estrellas fugaces  tapa mis rodillas morenas y unas venas cuyo relieve se perfila ya por toda mi anatomía que se deforma ridículamente con el pasar de los días, como si no fuera ya todo suficientemente difícil.

 Las estrellas me hacen divagar y me pregunto en que momento se acabaron todas las ideas que algún día tuve y donde fueron,donde quedó todo la inspiración que antes llenaba páginas enteras y que ahora soy incapaz de sacar de dentro porque ya no está, sencillamente porque ya no es parte de mí. Pero no es mi culpa.  El tiempo me ha cambiado, o la química, porque mi cerebro no funciona de la misma forma. A veces me cuesta tanto distinguir entre tristeza y felicidad, que parece que ambas cosas significaran lo mismo, y no siento el calor que antes me provocaba una canción, un beso ajeno, escribir, aprender, bailar o jugar. Solo noto una preocupación que ha conseguido disiparse después de muchos años de terapia y que me ha dejado un poso amargo de desconfianza y descontrol y que se niega a desaparecer porque va por dentro ya para siempre, se ha pegado a mi piel como un tatuaje indeleble.

Pienso, mucho, que es fácil hacerse mayor, o al menos hasta cierto punto, lo llevo meditando varios días, mientras observo la puerta blanca que acoge a visitantes extraños en un lugar que no me pertenece. He visto a los traumas desdibujarse con el conocimiento y la experiencia que los años han dejado a mi puerta, también he aprendido a juzgar con claridad pero he visto que es más complejo pasar página y avanzar cuando lo que te molesta lleva ahí toda tu vida, precisamente por tu culpa. ¿De quién sino? ¿pero quién podría ser consciente de que es posible decidir sin dejarse llevar por un torrente emocional ?

A veces me pasa por la cabeza. Que no supe decidir y en algún momento, cuando eche la vista atrás, no podré perdonarme. Otras lo olvido y lo dejo para mañana porque me hace tambalear el vértigo que me producen mis pensamientos, hay descargas eléctricas menos peligrosas. Si, tengo claro que hubiera sido más sencillo que no me hubieran prometido nada, que no me hubiera creído las falsas promesas que me querían regalar porque me creía con derecho a ellas, no reconozco a esa persona que se dejaba llevar, no entiendo la falta de personalidad de quién dejó que dibujaran su futuro sin tomar las riendas en ningún momento, de quién renunció a sus sueños por satisfacer a los demás, habiendo fracasado de todas las maneras.

Pero no tengo miedo, o se ha disipado en su mayoría, solo vuelve cuando pienso en olvidarte y no encontrarme contigo más que cuando reviso las páginas en que dejé mis pensamientos años atrás.Recuerdo cuando era incontenible y me paralizaba por dentro, cuando me destrozaba y me impedía avanzar, lo cierto es que consiguió lo contrario, que luchara con más ímpetu y fuerza, con más motivos.

Quiero ser libre, lo deseo con todas mis fuerzas, y hasta cruzo los dedos por encima de la falda sin que me importe que haya gente mirando.

 Y en ese momento oigo tu voz que me recorre por dentro como un escalofrío. Tu, esa constante en mi vida que me liga a un lugar en el que estaba ella, que me devuelves un recuerdo y lo haces mio por toda la eternidad porque en el fondo has estado aquí conmigo siempre. La música fluye por mi cuerpo y se desliza por mis venas hasta que acaba de diluirse y me devuelve al letargo.

Pero por un momento he sido yo. Después de mucho tiempo.

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