Un Domingo por la mañana escribo una carta de amor.

 

Estoy atrapada, lo confieso. 

En el vértice de sus pestañas. En sus labios, blanquecinos y tibios, quizá fríos, con esas muecas encantadoras en las que me perdería si pudiera. En las galaxias infinitas que coronan sus pequeños ojitos, dos esquirlas que se abren al mundo con una luz esplendorosa. Y me pregunto...¿cómo es eso posible, siendo como son tan chiquitos? ¿Cómo pueden albergar tantas cosas? ¿O es solo lo que yo imagino y me pierdo en millones de ensoñaciones?

 Podría ser, aunque también... es su magia, supongo, la que irradia y estalla en mi pecho ante la idea de su presencia, cuando me lo imagino enfrente de mí y se desvanecen todos mis traumas, los que tengo cosidos en las entrañas. Y ni siquiera me importa no estar a la altura y... hasta me resulta inconcebible no luchar por una caricia. Solo una. Aunque la siga un hasta luego. O quizá un hasta nunca, que es más creíble. Porque de todas las cosas que no van a acabar bien, esta es la más segura de todas.

Pero es que ¿cómo no fantasear si....es ¡tan bonito!, puro, indómito y sí, bonito, no encuentro otro adjetivo que lo describa mejor.  Tanto como....¡no sé! las flores, el sol, el sonido del mar estallando en la noche cerrada, o el amor efervescente de los primeros días, como las burbujitas que se mecen en el estómago cuando conoces por primera vez que es el amor.

 Eso pienso de él ahora mismo mientras le escribo una carta que nunca leeré en voz alta. O quizá sí, quizá lo haga solo para recordarme que, en un momento sentí esto.  Entonces me pongo triste por vivir en un mundo que rechaza compartir las cosas buenas y me enfurezco por imponerme yo misma esta censura, por miedo al rechazo. Pero es que sí, a esto solo podría seguir un rechazo y el dolor no es demasiado tentador.

Aunque... ¿sería tan terrible después de haberme regalado el experimentar tantas cosas buenas?.

Y de todo en lo que podría pensar....coloreo vívidamente en mi mente los rasgos de sus manos y las cubro con las mías, las agarro fuerte para que no se suelten. ¿Cómo es posible necesitar el tacto de algo que nunca has sentido y sin embargo notarlo de vez en cuando me habla?. O su respiración que imagino entrecortada y sus mejillas calientes, los suspiros infinitos que envuelven sus besos y sus sueños. Ojalá estar hecha de la misma materia que los envuelve. Ojalá ser el sueño que lo acompaña durante la duermevela.

Y no lo buscaba y sin embargo, aquí estoy escribiéndole cartas a un fantasma en la noche. Perdiéndome en la idea de un beso que nunca existió, y que sin embargo, se me antoja lo más bonito del universo. Un beso, que sin embargo, será el más triste de la historia, porque no llegará y sin embargo, quedará unido a mi alma con un imperdible.

¿Ves? No era tan terrible plasmarlo, solo daba un poco de miedo. Y ahora este se desvanece, y yo me pierdo de nuevo en tu sueño.

Comentarios

Entradas populares