Todas las cosas que podrían gustarme de ti

 



Me gusta tu inocencia y que tu cara transmita bondad, en contraste con todo lo demás que parece rodearme ahora mismo. 

Me gusta que seas guapo por dentro y brilles un poco más que el resto por eso.

Me gustan tus cadenas de mensajes y recibir tus correos en el trabajo. Los cuentos e historias que nos mandamos. La complicidad. Las llamadas de teléfono que a veces hace que me tiemblen las piernas.

Me gusta que estés ahí aunque en el fondo nunca hayamos estado ninguno.

Me gusta chincharte y que caigas como yo todas las veces. Que siempre hayas sido amable hasta el punto de que me fijara sin darme cuenta en el trabajo.

Me gusta que bebas el colacao a sorbos y que seas más alto que yo porque me hace sentir segura. Que bebas colacao como concepto por las mañanas, también.

Me gusta tu sonrisa, que sonrías todo el tiempo. Que me toques la pierna sin timidez y me propongas meterme tu número de trabajo en el culo con descaro.

Que me llames princesa. "A una princesa como tú no le haría eso". Está por ver.

Me gusta que te haya gustado en todos mis formatos. Las palabras amables. Los mensajes amables.

Me gusta gustarte y que te guste sin rodeos.

Recuerdo que me besaste y me gustó. Que se truncó pero se reanudó de nuevo como si nunca hubiera pasado nada. Que siempre hayamos sido tan cercanos. 

Me gustaba, y ahora puede que me guste.

 Podría.

 Podría.

Me gusta la idea de una persona buena. La idea de repetir el beso furtivo y robado que llegó a destiempo. La idea de beber una cerveza con el frío invernal y que el calor de los besos haga el resto. La idea de no saber cuando vas a besarme, de si vas a hacerlo. La sorpresa, el misterio.

Los abrazos y besos de despedida que a veces parece que van a convertirse en otra cosa. La...ilusión.

Me la merezco.

Quizá...quizá te espere.

Quizá sea hora de valorar todos esos me gusta. Quizá.


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