No quiero escribir desde la condescencia o el narcisismo, pero a veces me descuido y solo deseo que exista una persona que me cuide. Que me quiera. Que se preocupe por mí. En realidad, pensándolo fríamente, no es tanto pedir.

¿No?

Después de tantos años dejándome arrastrar por los deseos ajenos, de olvidarme hasta de quien soy, lo único que quiero es un beso en la frente, un abrazo a tiempo y saber que el final del mundo nunca llegará si esa persona está conmigo. La persona adecuada. 

¿De verdad es tan complicado? ¿O es solo que nací en la sociedad equivocada y estas cosas solo le suceden a los privilegiados?

Casi a rastras me atiborro de películas que hablan de amor e intento recomponerme con el pelo alborotado y lágrimas en los ojos. Escenas de aeropuerto , besos eternos, fundidos a negro y dramas de época. ¿Como puedo dejar de creer en el amor... si me hace sentir de esta manera? A veces extraña, a veces rota, a veces llena de luz, a veces optimista, otras negativa, otras simplemente llena de energia y creatividad.

Medito y llegó a la conclusión de que no importa nada, da igual lo que pase, siempre seguiré queriendo. Queriendo con una intensidad abrumadora, además. Que quema y me hace sentir esclava a ratos.

En mi mente resuenan las palabras de Patricia muchos años atrás " ¡Ella está enamorada del amor!".

Pues claro que lo estaba. Por eso escribía cartas a diario. Por eso besaba a destajo. Por eso se me desbordó el pecho cuando hace ya muchos años se fue mamá, porque ya no había espacio para él. ¿Donde narices metía yo todo ese amor sin destino? Porque el amor tiene muchas fuerzas y ocupa diferentes espacios.

Una pena que éste nunca me correspondiera.


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