¿Me abrazas el alma?
No sé, no sé ni siquiera a quién mando este mensaje, tan confusa como estoy entre la angustia propia de la rutina y la que añaden otras contingencias. Ojalá lo supiera.
Todo está bien. Hay tranquilidad, calma y por la ventana las vistas son bonitas y tranquilizadoras. No sé. Será esa necesidad permanente de cambio, de....tener cosas, quizá emociones que vayan más allá de una tranquilidad sostenida en el tiempo que no aporta nada nuevo.
Tener...amigos, vida social, mensajes, un piso bonito con escaleras altas y empinadas y el suelo pulido y brillante.
Siento que lo tengo todo y mucho más desde hace más de un año, pero, sin embargo, mi alma está inestable. Necesita un abrazo. Necesita....algo más. Algo que la llene y la haga trascender.
Todo aquello que creía necesitar, en realidad no lo necesitaba. Aunque haya sido gratificante llegar aquí, a este estadio en el que tengo mucha gente a mí alrededor, un piso bonito, una familia preciosa, todo, absolutamente todo.
El otro día leí un libro con una portada muy bonita en la que hablaban del miedo a la primera hoja, al blanco óptico de la pantalla cuando no has escrito ni una palabra.
En mi caso este miedo primerizo y primigenio se ha esfumado, quizá por lo que decía, ya no me queda alma. Entonces mis sueños, y en concreto el más antiguo , el de ser escritora, se desvanecen.
Por eso... Estoy triste. Triste cuando mis sueños se caen entre mis dedos.
¿Me abrazas?
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