Brillo eterno de la mente inmaculada




Cada día tengo más claro que cuando con dieciocho años decidí que sería siempre Joel Barish fue por un antojo caprichoso del tiempo. Sabía que en algún punto iba a conocerte. Lo sabía. Y que en algún momento iba a suplicar que me extirparan tu recuerdo del cerebro. Como a Joel le pasa con Clementine. Solo que en esta historia, Clementine no aparecerá a contarme todas las cosas bonitas de nuestra historia mientras una máquina va podando todas las memorias en las que apareces. En esta historia no hay historia. Gondry no podría escribir una película y yo no debería seguir llorando.

Comentarios

Entradas populares