Motas

 Una mota casi imperceptible se asoma a su mirada y me quedo embobada. Una mota de color negro atigrada que jamás atisbé en otro ser humano. Mi actividad cerebral se reduce hasta el punto de que ya ni siquiera escucho todas esas cosas malas que en forma de reproches asoman a sus labios de vez en cuando. Solo observo eso, una mota, su mirada, esa tristeza que me refleja. Solo eso es suficiente para que me plantee irme y no volver más porque no pertenezco a este mundo. Soy atrezzo, un accesorio en la historia de los demás. Mi obra de teatro concluyó hace tiempo.

Estoy atrapada en una indecisión que me arrastra al fondo de un pozo invisible. Estoy al final, pataleando. Me siento Franz con Milena, o Virginia Wolf escribiendo cartas a un amor imposible. Todos ellos eligieron olvidar el amor. Yo me olvidé de mi misma para no seguir destruyéndole

Comentarios

Entradas populares