¿Qué es?
El alma es etérea y tiene el tamaño de un garbanzo. O al menos siempre la imaginaba así cuando me hablaban de ella. El alma, como motor del cuerpo, o como guía moral que te empuja a querer, a tomar decisiones, a sentir. Esa suerte de hada que anida, quizá en el pecho, y te impulsa a diario. Ese es mi concepto de alma.
En realidad, y aunque la mayoría de nuestras creencias son autoimpuestas (aunque muchas veces no nos damos cuenta), yo en realidad, no he leído nunca sobre algo así. Me gustaba imaginar que no somos una cáscara vacía y que dentro hay algo que trasciende lo ordinario y nos hace diferentes, infinitos quizá. Es como un suspiro que dura un poco más, pero se siente de la misma manera. No sé si me explico.
Y ahora me pregunto, dentro de mis límites ..¿Puede algo etéreo ser tangible? ¿Y por qué aquello en lo que antes no reparaba, parece que ahora me ahoga por dentro?
Es como si el suspiro, el pequeño suspiro, se hubiera transformado en una ola. Y esa ola homicida, casi un tsunami, ha arrasado todo a su paso. ¿Y por qué, si era mi compás, trata de ahogarme?
No lo entiendo y trato de no pensarlo, de banalizar. Pienso, cuando casi no puedo ni levantarme que me hace de contrapeso para que se más fuerte, que gime para que escuche por encima de sus gritos, que llora para que la aprenda a consolar.
En realidad cada día el ruido que nace detrás de la cascada de mi pecho es más ensordecedor. Y yo solo quiero saber que hacer para recuperar mi alma, para que vuelva a ser la misma.
Si somos la misma persona a lo largo de nuestra vida, solo pido recuperar la inocencia. El mismo alma habitaba en esa niña ¿No?
Entonces, solo le pido a Dios recuperarla. A la niña. A su alma.
Comentarios
Publicar un comentario